

¡Hola queridos Chicos de 5to✋!
Descubriendo la Antártida Argentina Parte I
1 de Septiembre de 2020
EDUCACIÓN
Escuela Provincial Nº38
Presidente Raúl Ricardo Alfonsín
(ex Presidente Julio Argentino Roca)
Base Esperanza, Antártida Argentina

La escuela fue inaugurada el 14 de marzo de 1978, como una delegación dependiente del Instituto Doctor Dámaso Centeno de Buenos Aires, convirtiéndose en la primera escuela antártica bajo el nombre de Manuel Belgrano.
El día 11 de marzo de 1997 comenzó a funcionar.
Los alumnos son los hijos de las familias de científicos, personal de las fuerzas armadas, técnicos y civiles que viven transitoriamente por un año en la base.
Contaba con una guardería infantil y cursos regulares de nivel primario y secundario, con programas y ciclos lectivos similares a los de la capital argentina, utilizándose el Sistema de Educación a Distancia de la Fuerza Aérea Argentina. Las madres de los niños de la base hacían de maestras.
En marzo de 1982 se inauguraron nuevas instalaciones y desde el 1 de enero de 1992 pasó a depender del Estado Mayor General del Ejército con educación a distancia a través de tutores del Servicio de Educación a Distancia del Ejército Argentino (SEADEA).
Cuando hubo que transferir todas las instituciones educativas nacionales a las respectivas provincias, tal como se establecía a nivel nacional, se cambió a la Institución educativa de la Antártida, a una escuela provincial. Así, en 1997 la escuela fue transferida por Decreto Nº 1673/96, con los nombres: Escuela Provincial Nº 38 "Presidente Julio Argentino Roca", Jardín de Infantes "Buque Santa Micaela" y guardería "Pingüinitos".

La familia docente en la Escuela N°38 de la Antártida
La escuela depende del ministerio de Educación de Tierra del Fuego.
NUESTRO PAÍS ES EL PRIMERO EN EL MUNDO EN TENER UNA ESCUELA EN LA ANTÁRTIDA

Desde 1999, los docentes comenzaron a desarrollar el Programa de Observaciones y Aprendizajes Globales en Beneficio del Ambiente (GLOBE) con los equipos facilitados por la Fuerza Aérea Argentina para estudiar las condiciones climáticas del lugar. Todos los docentes asignados a la Base se capacitan con el programa.
En julio del 2007, cuando la escuela estaba vacía debido al invierno en la Antártida, ocurrió una falla en el sistema de calefacción que provocó un incendio que redujo todas las instalaciones a cenizas, afortunadamente sin daños personales. Se pudo lograr la reconstrucción del edificio de la escuela.
Cuando los vientos alcanzan los 30 nudos, es decir los 60 kilómetros por hora, la directora tiene la facultad de suspender las clases o de llamar a los padres para que se acerquen a retirar a los chicos. Cursar con temperaturas bajo cero y una tormenta de viento blanco, con ráfagas de 120 kilómetros por hora no es tan simple.

La base funciona en un radio acotado. La casa más alejada de la escuela está a solo 200 metros. Pero esas dos cuadras pueden convertirse en una odisea si el clima no acompaña. “Se pone muy peligroso cuando se levanta viento. No se ve nada, la visibilidad no llega ni al metro. La nieve te castiga y el viento en el cuerpo te arrastra. Cuando supera los 100 km/h, es como si alguien te empujara de atrás”, relató Víctor.
Cada salida a la escuela es un ritual en sí mismo. Los preparativos llevan al menos 20 minutos. Tanto adultos como chicos salen equipados para hacer frente a temperaturas polares, que pueden llegar a 45 grados bajo cero, tal como sucedió el sábado durante la tormenta de Santa Rita. El uniforme consta de botas, pantalones de primera piel, pantalones de nieve, remera térmica, buzo polar, una campera de plumas y otra para la nieve, guantes, bufanda, gorro, antiparras y hasta crampones cuando se forman bloques de hielo.
En la Base Esperanza hoy viven 63 personas, entre personal de ejército, fuerza aérea, meteorólogos, familia docente y niños. En la escuela tienen 14 alumnos en total, pero sólo nueve de ellos concurren al establecimiento: los dos de nivel inicial y los siete de primaria. Por su parte, los chicos del secundario cursan en modalidad virtual, en una plataforma desarrollada por el Ejército argentino.

Los alumnos de jardín y primaria tienen clases bajo el modelo de plurigrado, como es habitual en las escuelas rurales. Pese a las diferencias de edades, todos comparten el mismo salón.
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